Los últimos avances para la detección precoz del Alzheimer

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A lo largo de las últimas décadas, la ciencia se ha centrado en la enfermedad del Alzheimer. El fin es encontrar un remedio que frene esta enfermedad, que actualmente afecta a más de 800.000 personas en España. Por este motivo, en este artículo vamos a explicar los últimos avances para la detección precoz del Alzheimer.

¿En qué consiste la enfermedad del Alzheimer?

La enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más común, un término general para denominar a las enfermedades que ocurren cuando el cerebro ya no funciona correctamente. La enfermedad de Alzheimer causa problemas de memoria, el razonamiento y la conducta.

En la etapa temprana, los síntomas de la demencia pueden ser mínimos, pero a medida que la enfermedad provoca más daño al cerebro, los síntomas empeoran. El índice de progresión de la enfermedad es diferente en cada persona. Ahora, como promedio, aquellos que sufren la enfermedad de Alzheimer viven unos ocho años desde que comienzan los síntomas.

Sin tratamiento

Actualmente, no existe un tratamiento que detenga el avance de la enfermedad de Alzheimer, solo medicamentos para tratar los síntomas de la demencia. En las últimas tres décadas, las investigaciones sobre la demencia han aportado conocimientos mucho más profundos sobre cómo la enfermedad de Alzheimer afecta al cerebro.

A día de hoy, los investigadores continúan buscando tratamientos más efectivos y una cura, así como formas para prevenir la enfermedad de Alzheimer y mejorar la salud del cerebro.

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Objetivos de la comunidad científica

avances para la detección precoz del Alzheimer

La comunidad científica lleva años investigando para hacer frente a una enfermedad neurodegenerativa que sufren miles de personas y también sus familias. La sociedad cada vez es más consciente de su existencia y de sus consecuencias. Por este motivo, cada vez son más las personas que se movilizan para alzar la voz y pedir que se investigue y se frene su evolución.

Ahora, los expertos no solo se conforman con acabar con el desarrollo de esta enfermedad, sino que además quieren acabar con sus inicios. De este modo, una de las metas es hallar biomarcadores que permitan detectar el trastorno cuando todavía no existen síntomas. Esto ayudaría a frenar la proliferación de una demencia que irá al alza en los próximos años como consecuencia del envejecimiento de la población.

Marcadores biológicos

Los posibles marcadores biológicos de la enfermedad de Alzheimer mejor descritos hasta la fecha corresponden a la proteína amiloide beta y a la proteína TAU hiperfosforilada. Al parecer, cuando estas moléculas, tanto fuera como dentro de las neuronas, forman placas extracelulares (la amiloide beta) o depósitos neuronales (la TAU hiperfosforilada) pueden desencadenar una serie de efectos tóxicos que acaban matando a las neuronas.

Ahora, utilizar estas biomoléculas para el diagnóstico del Alzheimer entraña, por tanto, un problema: se detectan cuando ya se ha producido la muerte neuronal, es decir, demasiado tarde.

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Objetivo: adelantarse a la muerte neuronal

El gran reto actual en este campo de investigación es, por tanto, encontrar un biomarcador que permita detectar algún proceso temprano en el desarrollo de la enfermedad; es decir, un fenómeno que preceda a la muerte neuronal y a la aparición de síntomas.

Un buen candidato sería un indicador de la pérdida de sinapsis, y más si estuviese presente en el líquido cefalorraquídeo (LCR). Este fluido, con acceso directo al sistema nervioso central, puede extraerse de pacientes vivos. Esto le confiere un gran valor en la detección precoz de la enfermedad.

La magnetoencefalografía

Asimismo, entre los avances para la detección precoz del Alzheimer se encuentra la magnetoencefalografía. Podría ser una herramienta útil para distinguir a los individuos con deterioro cognitivo subjetivo y a los adultos mayores sanos sin preocupaciones cognitivas.

La utilización de la técnica no invasiva de la magnetoencefalografía consiste en medir las corrientes magnéticas en nuestro cerebro asociadas a la comunicación de las neuronas. El objetivo es estudiar las relaciones entre las estructuras cerebrales y sus funciones. En definitiva, ayudaría a avanzar en la detección de la demencia preclínica. 

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